Historia

Donostiako Piratak somos un movimiento a favor de una fiestas populares participativas, liberadoras y euskaldunes. Reclamamos unas fiestas creadas para y por el pueblo, para así sumergirnos en las aguas un nuevo modelo de sociedad. En 2003 nos zambullimos por primera vez en el mar. Desde entonces han sido muchos los piratas que se han sumado a nuestro barco y poco a poco, tejiendo redes barrio a barrio, seguimos abriendo nuevos caminos para abordar Donostia. Guiados por mapas que todavía no se han escrito, nos quedan por descubrir muchos mares que nunca han sido navegados. Tenemos el rumbo fijado hacia la Donostia que soñamos. Y, por supuesto, nos toca inventar las fiestas populares del siglo XXI. Un bonito reto, sin duda!

Cómo nació el movimiento?

Qué demonios nos pasa en esta “santa” ciudad para tener unas fiestas así? Con preguntas como esta salimos por primera vez al mar el 11 de agosto del 2003, reclamando el uso libre y comunitario del espacio público para poder celebrar las fiestas en libertad.

A finales de la década de los 80 se llevaron a cabo muchas iniciativas para intentar recuperar el carácter popular de las fiestas: Donostiako Herri Jai Batzordea, Bixigu-Jauna, las Cuadrillas de Donostia... Pero el modelo de Semana Grande prevalecía sobre todos ellos: el programa, las plazas y la calle estaban gestionadas por intereses económicos privados; el castellano como idioma predominante en todos los actos y las corridas de toros los grandes protagonistas; y los y las ciudadanas observadoras pasivas y consumidoras activas...

Y así, una segunda pregunta se instaló en nuestras mentes: ¿Vamos a tener que pedir permiso para celebrar nuestras propias fiestas? En busca de la respuesta a esta pregunta nos juntamos en el puerto las Gazte Asambladas y Comisiones de Fiestas de varios barrios, bares y cuadrillas de la Parte Vieja. Desplegamos las velas y abordamos Donostia por primera vez. Así nació Abordatzea, uniendo la fiesta y la reivindicación, teniendo como referencia la desobediencia, el humor y la participación popular.

Aquel primer año nos juntamos 50 personas. En 2004 fuimos 100. En 2005, 200. En 2006, 400. En 2007, 1000. En 2008, 2000... y así hemos llegado a organizar una fiesta donde participan más de 4000 personas. Es decir, la Aste Nagusi Pirata!

Navegando los siete mares

Fue en la parte vieja que levamos el ancla por primera vez. En 2002 varias personas y bares habían empezado a organizar juegos entre las cuadrillas para así intentar dar un poco de vida a las fiestas y a partir de 2003 trabajamos todos juntos.

En medio de la tempestad los gaztetxes de Donostia fueron unos compañeros de viaje imprescindibles: En el gaztetxe Letaman de Intxaurrondo celebramos las Gau Piratak (2003, 2004, 2005, 2006); en 2005 parte del programa de la Aste Nagusia se organizó en el gaztetxe Ametsenea de Egia; los gaztetxes de Loiola, Añorga o Kortxoenea fueron testigo de la Musika Lehiaketa para grupos musicales que daban sus primeros pasos... Y mientras avanzábamos en nuestro camino siempre hemos encontrado puertos amigos como los de Guardetxea o Doka Antzokia, y hemos descubierto nuevos rincones donde extender nuestro programa de fiestas, como el monte Urgull, por ejemplo, donde celebramos cada años la Erromeria.

A partir de 2004 la plaza de la Trinidad también se convirtió en un puerto donde poder amarrar nuestros barcos, encontramos en él un precioso rincón donde poder ofrecer una oferta musical propia. Por encima de incontables trabas, excusas y barricadas administratibas hicimos de la Trinidad nuestra primera La Flamenka.

Cada año el programa festivo iba en aumento, la fiesta de Donostiako Piratak se estaba conviertiendo en una oferta para toda la semana. Contábamos con el acto de apertura, pero cómo terminarla? Qué podíamos hacer para despedir las fiestas? Así, el 2006 celebramos el primer Irrikitaldia: un acto cargado de ironía que recuerda sucesos que durante todo el año han sido importantes en la ciudad y que despide las fiestas dando “las gracias” a los responsables. Los participantes, ataviados con la indumentaria típica de la emblemática Belle Epoque que tanto condicionó a nuestra ciudad, parodian la celebración político-relijiosa de “La Salve”. También es una oportunidad de desmentir el mito de que la fiesta y las reivindicaciones sociales son incompatibles. Nos parece muy importante que el pueblo recurra a la fiesta como instrumento para expresar sus reivindicaciones.

La Flamenka, afianzando nuestro espacio

Completar el programa de fiestas de la Aste Nagusi Pirata y que La Flamenka se estableciese en un punto de encuentro de referencia, ocurrieron al mismo tiempo; pero también pasó que el recinto para la fiesta se quedase pequeño. En 2008, tras haber recorrido los siete mares, Donostiako Piratak llegamos a la tierra deseada, al lugar donde podríamos desarrollar todas nuestras actividades: el puerto de Donostia, la nueva y renovada La Flamenka. El recinto donde la Comisión Herri Jai de Donostia celebraba las fiestas en la década de los 80.

Hemos querido recuperar mediante la fiesta los relatos y vivencias de aquella Donostia que no aparece en los libros de historia oficiales. Hemos querido traer esas historias hasta la Donostia del siglo XXI y que así las conozcan los habitantes actuales; La Flamenka es un ejemplo de ello. La Flamenka fue en el siglo XVIII una taberna situada en la calle que hoy conocemos como Fermin Calbetón, era un lugar de encuentro habitual de piratas y corsarios. Por eso dimos ese nombre a nuestro espacio en el puerto, porque queríamos que estuviese ligado a la historia de esta ciudad.

Crear y construir La Flamenka, a parte de tener un sitio donde poder llevar a cabo las actividades del programa festivo, nos ha permitido llegar a otros puertos como el Naútico, Lasta...

El inicio de las cofradías

Cuando pasaron diez años desde aquella primera vez que se abordó la ciudad, en 2012 el movimiento se sumergió en un debate sobre el modelo organizativo. Teníamos en mente varias preguntas.

  • Cómo nos podemos organizar todas las personas, cuadrillas y agentes sociales que durante diez años hemos trabajado para organizar unas fiestas populares?
  • Cómo podemos dar forma a la red de relaciones y complicidad tejida durante todos estos años?
  • Es decir, qué modelo organizativo necesita este movimiento para poder afrontar los nuevos retos y objetivos?

Ya teníamos el tejido, solo nos faltaba remodelar el barco. Ahondando en el imaginario relacionado al mar y siguiendo con el relato de los piratas, nacieron las cofradías.

Una cofradía, en resumen, sería un espacio para que la gente pudiese participar de forma directa en las fiestas. Y entre todas conformarían la columna vertebral del movimiento por las fiestas populares. Mediante las cofradías, todo el que quisiera tendría la oportunidad de participar en las decisiones sobre los actos que se organizan en las fiestas. Como ocurre en Iruñea y Baiona con las Peñas, en Gasteiz con las Neskas y las Blusas y en Bilbo con las Comparsas, en Donostia nacieron las cofradías.

La primera cofradía se creó en 2012: Eskifaia, la cofradía de la juventud. Después vinieron Pirata Bihurriak, la cofradía para niños y Xibaroak, la cofradía que recuerda a los piratas que están presos en las cárceles. Y de ahí en adelante el número de cofradías ha ido en aumento, vistiendo las fiestas populares de Donostia con chalecos de todos los colores.